jueves, 12 de abril de 2012

DULCE Y AMARGO


      De madrugada, saltamos de la cama corriendo.  Visitaríamos a la abuela. Qué alegría! Era un paseo hermoso y refrescante, en autobús y por la montaña. Rumbo hacia Belén. El verdor, las flores, las emocionantes empinadas, la casita de la abuela y su ternura son  recuerdos eternos.


      Al bajar del ruidoso bus y mirar hacia el final de la callecita de tierra con la alegría  en nuestros rostros, pudimos oír de papá un murmullo:_ ¡ Pasó algo¡ Hicimos silencio y apuramos el paso. Personas extrañas en la puerta de la pequeña vivienda  y  una  cortina blanca.  Al llegar, la confirmación. La abuela había muerto y aún su cuerpo permanecía tibio en su cama. Cuatro velas, una en cada esquina y ella pálida y dormida.  Nos paramos frente a su cama, luego mi padre salió  y parado en el umbral de la puerta trasera dejó correr una lágrima pesada por su mejilla. Fue la única vez que lo vi llorar.  Con sólo seis años entendí que la muerte es perversa. Abracé su pierna y sus dedos  tocaron mis cabellos.  Así permanecimos unos minutos hasta que la urgencia de la realidad hizo que los adultos se ocuparan de la situación.


       Los niños que siempre juegan pueden oír y ver todo sin que se note. Mientras nos entreteníamos en el patio,  pude conocer, realmente, a mi abuela: Supe que lavó mucha ropa ajena en el río, que no sólo crió a sus cuatro  hijos propios sino que tuvo la fortaleza de impulsar la vida de dos hijas más que la vida le estaba reservando, que construyó su propia casa de barro y que a pesar de que tuvo dos maridos que sólo le dejaron hijos, fue siempre una mujer muy digna.  Hoy en este recuerdo dulce y amargo puedo ver con claridad lo que mi padre tuvo de ella y que , a su vez,  nos dejó como herencia: La dignidad, el amor a los hijos, la dedicación en el trabajo, la construcción del hogar, la templanza  de una vida larga y significativa.  Es evidente pues  que , aunque ninguno de los dos está, siguen existiendo.


    El legado se siente.  Amigo lector,  es un buen momento para que nos preguntemos...  QUÉ ESTAMOS CONSTRUYENDO?  CUÁL DEBE SER EL TRABAJO?  EL LEGADO? Porque no se trata solo de nosotros, se trata de los que vienen detrás y de lo que aportaremos a sus vidas. Por ello es muy importante observar nuestras acciones. No debe haber dudas,  lo que hagamos afectará a otras personas. La labor, el ingenio, la creatividad, el esfuerzo y lo gratificante está en que sea de la mejor manera. Es cuestión de amor, de decisiones basadas en ese amor. Tú sabes qué hacer.                          

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