En memoria de quién fuera mi padre y a quien le agradeceré eternamente haberlo sido, con sus grandes aciertos y sus típicos desaciertos... fuiste quien marcó mi vida para siempre. A Renato, al Rey, como te llamaron en tú juventud... a tí viejo querido.
Te recuerdo en tus manos
de hombre trabajador.
Te recuerdo metida entre tus brazos fuertes de querendón.
Te recuerdo en la mesa compartiendo tu alimento.
Recuerdo tus tormentos
y recuerdo tus sueños,
y tus furias,
y tus anhelos.
Te veo sano...dirigiendo
y te veo... enfermo, muriendo.
Y en las flores de tu entierro.
Hoy no estás
pero te sigo viendo.
Te veo en cada hijo que dejaste
y en sus comportamientos:
en la inagotable alegría que tuvo Dioni,
en el carácter de Cipriano,
en el carácter de Cipriano,
en la emprendedora vida de Reny,
en la manos de Luis "Naná" y en su caminar y en las comidas
que siempre está dispuesto a dar.
En los valores dejados
a tus hijas:
en el estudio,
en la seriedad,
en las enseñanzas fuertes.
Gracias porque sin ti
ninguno sería.
Gracias por lo bueno
y gracias por lo menos bueno...de tí aprendí siempre.
Hoy que son padres
tus hijos te entienden.
Si Usted aún tiene la oportunidad de tener en vida padre, o madre, no pierda tiempo, viva una vida con ellos...disfrútelos, quiéralos, obséquieles algo...porque llegará un tiempo en que querrá hacerlo pero sólo tendrá una única opción, comprar flores. María J. Márquez .
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