jueves, 29 de marzo de 2012

LA MAGIA

     Cuando vemos a una persona realizar actos de "magia" resulta impresionante como en cosa de segundos ha captado la atención de todos. Nos quedamos en silencio casi de inmediato concentrando, de esta manera, todos nuestros sentidos a captar, con los ojos bien abiertos, todos y cada uno de los movimientos del mago. Nuestros ojos no pierden de vista las manos, los objetos... cuál es el truco? dónde está la clave de la magia? qué hará ahora? y vemos ir y venir las manos, mover los dedos de una manera especial. Una varita "mágica", de un movimiento cauteloso y sorpresivo aparece, desde el sombrero, un humillo espeso y tras de él un pequeño conejo blanco que no se sabe cómo llegó allí. El parpadeo de asombro en los espectadores y una sonrisa de sorpresa arranca los aplausos mientra permanece la atención hacia lo nuevo que ofrecerá el mago en cuestión.

 Es realmente un trabajo dedicado lograr atrapar la atención de tanto público como en estos casos. Es que las personas que hacen las veces de mago sólo han desarrollado la capacidad de ilusionar a las personas. Conocen la psicología humana ante las sorpresas. Saben que el esfuerzo por dinamizar las manos y un conjunto de accesorios adicionales ayudan a crear una realidad superficial que maravilla y deslumbra. Llegan a saber que la constancia en la práctica de las rutinas de trabajo son necesarias para procurar el mínimo de errores posibles y lucir y ser impecables en la actuación. Entienden, definitivamente que necesitan lograr el poder de ilusionar al público y cuando lo logran ¿cómo lo saben? Más bien lo sienten. Lo han logrado cuando después de las sorpresas,cuando el murmullo de asombro se escucha como trompetas triunfales y les llegan los más sinceros aplausos. Pero es un gran mago aquel que no solo hace feliz a su auditorio de turno sino el que es recordado, recomendado, solicitad por otros... y además, el que llega a tener la valentía de dejar un legado positivo en las masas y en la cantidad de nuevos ilusionistas que vienen detrás de si. Lo que este mago sabe es lo que podríamos definir como magia.

 Pero, amigo lector, no es únicamente asunto de magos. Todos tenemos esa fuerza de producir magia en cada una de las cosas que nos gusta hacer. La mano cálida, por ejemplo, del médico que te alienta antes de entrar a un quirófano diciendo con una sonrisa tierna que "todo saldrá bien". El barro en manos de un artesano puede llegar a ser la obra más admirada del mundo. Y así, una tela ser un trapo cualquiera o un diseño de colección dependiendo de las calidad del mago, de su destreza, de su dedicación. Un maestro de escuela, orador, un religioso, un carpintero, un soldador...cada uno encuentra la magia cuando conoce y disfruta de su oficio. ¡Sabes cuál es tu magia? Encantas a otros con lo que haces?

No hay comentarios:

Publicar un comentario